El homenaje tendrá lugar el sábado 29 de junio a las 11 de la mañana en el Salón de Plenos de Casares coincidiendo con el Festival Flamenco.
Tras la aprobación por la Corporación Municipal en pleno del nombramiento de Javier Pineda Lazo “Potajito” como Hijo Predilecto de Casares a título póstumo, el Ayuntamiento ya prepara la ceremonia institucional. Según ha explicado el alcalde, Juan Luis Villalón, desde la Asociación Rosa Fina ya se había propuesto que este festival flamenco estuviera dedicado a Potajito y a su guitarra, pero con lo sucedido “se quiere reconocer la figura de Javier Pineda para que su perdida se convierta en algo tan bonito y emotivo como hacer que su imagen perdure en el recuerdo de su pueblo y su gente”.
El homenaje va a contar con la participación de artistas de la talla Miguel Ortega, Diego Reyes, Tomatito de Casares, Manuel Herrera y el Grupo de Fandango de su pueblo, y al mismo va a estar invitados la familia y amigos de Javier, asociaciones y colectivos flamencos de Casares y localidades colindantes, y todas las personas que lo deseen siempre que lo permita el aforo.
El decreto de nombramiento de Hijo Predilecto de Casares señala que “Potajito, con su guitarra y su talento, ha sido uno de los principales responsables en la conservación y enriquecimiento del fandango casareño y de la afición al flamenco en nuestro pueblo. Y da repaso a la ”importante labor realizada por Javier Pineda en defensa de la cultura y señas de identidad locales: “dirigiendo el Grupo de Fandango de Casares y la Banda Municipal de Música, tocando a la Escuela Municipal de Danza y a los flamencos del pueblo, animando y enseñando a los aficionados, colaborando en la producción de actuaciones, festivales flamencos y grabaciones discográficas, participando y guiando en el estudio y la promoción de nuestro patrimonio musical”.
La propuesta también recoge la gran labor Javier Pineda en el en el Juzgado de Paz: “ha sido una de las personas más destacadas y queridas de nuestra comunidad y no sólo por su gran contribución a la cultura casareña sino también, y sobre todo, por ser ejemplo de las mejores virtudes cívicas, el de un vecino modélico siempre al servicio de su pueblo y de su gente. Siempre alegre, amable, generoso y humilde; sin pedir nunca nada a cambio. Su amor y su compromiso por Casares estaban por encima de todo. No es de extrañar su gran labor en el Juzgado de Paz en las últimas décadas”.