La mejor manera de afrontar el cambio de hora es mantener rutinas y horarios regulares

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En la madrugada del próximo domingo 31 de marzo se producirá el cambio al horario de verano, por lo que a las 2:00 de la madrugada, hora peninsular, se adelantarán los relojes hasta las 3:00. La medida, que se aplica en todos los países miembros de la Unión Europea, tiene como principal finalidad promover el ahorro energético.

Este reajuste conlleva un aumento de las horas de luz y consecuentemente de los estados de ánimo más positivos. Sin embargo, también origina una serie de alteraciones en el ritmo biológico que afecta en mayor medida a niños, ancianos y personas con problemas neurológicos. Según la doctora Vanesa Tejón, psicóloga del Hospital Vithas Xanit Internacional, “los efectos más comunes se traducen en algunos casos en tristeza, apatía, somnolencia y falta de energía”.

El cambio de hora es más agresivo en primavera ya que se altera la secreción de melatonina, una hormona que actúa regulando los estados de vigilia y sueño en función de la luz solar (a más luz, se produce menos melatonina, por lo que la función de inducir el sueño que tiene esta hormona, se produce de forma más tardía). El periodo de adaptación suele durar entre 10 y 15 días, dependiendo de cada persona.

Principales alteraciones
Los primeros días el cuerpo puede sufrir síntomas debido al desequilibrio entre nuestro reloj interno y el nuevo horario establecido. Entre los principales destacan la alteración del sueño nocturno y somnolencia diurna, falta de concentración, fatiga, irritabilidad y aumento de dolores de cabeza en algunas personas. El aparato digestivo también puede verse afectado ya que puede aparecer la falta de apetito a la hora de las comidas o hambre a deshora. Para evitarlo, “es recomendable mantener rutinas y horarios regulares”, señala la doctora Vanesa Tejón.
Hábitos saludables para combatir los efectos
Para afrontar de la mejor forma posible la adaptación al nuevo horario, se aconseja seguir una serie de hábitos saludables y así aumentar la sensación de bienestar. Para ello es imprescindible tener un ciclo de sueño regular, ajustar paulatinamente los horarios de las comidas, adoptar hábitos de comida saludable, no dormir la siesta hasta que el organismo se habitúe al cambio, mantener una buena hidratación, realizar ejercicio físico moderado y combatir el estrés con relajación y meditación. Por el contrario, hay que evitar la privación del sueño, las bebidas energéticas o con cafeína y las cenas abundantes.
Beneficios del cambio de hora
Disfrutar de más horas de luz aporta importantes beneficios que se traducen en un mayor ahorro energético, menor contaminación ambiental y disminución del estrés. Adoptando una correcta higiene del sueño y una alimentación saludable obtendremos una repercusión leve en el funcionamiento cerebral. De esta forma conseguiremos adaptarnos al cambio horario de forma más natural y en menor plazo de tiempo.