Una de las mayores infraestructuras de Gibraltar, el Túnel de Kingsway, cumple un año

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Las barreras de la avenida Winston Churchill se cerraron al tráfico rodado por última vez a las 00:00 horas del 30 de marzo de 2023. A la mañana siguiente, el Ministro Principal, Fabián Picardo, y su predecesor, Sir Peter Caruana, recorrieron en sus G1 [1] el túnel de Kingsway, que quedaba inaugurado oficialmente. Terminaban así las esperas de los vehículos cada vez que un avión despegaba o aterrizaba en Gibraltar, ya que ahora circulan bajo el aeropuerto.

El túnel es desde entonces el único punto de acceso regular para automóviles y motocicletas (incluidos los vehículos comerciales), así como el único punto de acceso regular de vehículos desde Gibraltar a España.

El proyecto comenzó en 2008 bajo el mandato de Caruana como parte necesaria de la remodelación del aeropuerto según los Acuerdos de Córdoba de 2006, que preveían la construcción de una nueva terminal con acceso directo a España. Esta potenciación del aeropuerto para incrementar su uso en beneficio del Peñón y del Campo de Gibraltar nunca vio la luz, ya que el gobierno español que entró en 2011 escogió no construir la parte española de la terminal y bloquear los vuelos a Gibraltar.

La construcción del túnel, que requirió una inversión de 34 millones de libras, estuvo a cargo de la española OHL y fue suspendida durante cinco años debido a varios litigios que ganó el Gobierno de Gibraltar. La última etapa de la construcción del túnel la gestionó la empresa estatal GJBS. Además del túnel propiamente dicho, Kingsway engloba el tramo comprendido entre Devil’s Tower Road y la rotonda de East Gate. Ahora, miles de vehículos cruzan a diario el túnel, de 350 metros de longitud y 5,30 de altura. La avenida de Winston Churchill, en su tramo entre el acceso a la Playa de Poniente (Western Beach) y la rotonda Sundial, queda limitada al tráfico peatonal, de bicicleta y patines.

El nombre de Kingsway (Camino del Rey) fue aprobado por SM el Rey Carlos III.

El túnel consta de dos carriles para el tráfico de vehículos, tanto en dirección este como oeste, y un carril para bicicletas y peatones, también en ambas direcciones [2]. El acceso para bicicletas y peatones discurre sobre el techo del túnel y está cubierto.

El mantenimiento y la seguridad son la clave del funcionamiento óptimo de la instalación, tal y como explica el supervisor del túnel, Neil Zammitt. Él, con el respaldo de un amplio equipo, es el máximo responsable de que todo funcione como una maquinaria perfectamente engrasada.

El cerebro del túnel

El túnel dispone de jetfans, unas turbinas del tamaño de un motor de avión, cuyo objetivo es extraer el humo y elementos contaminantes. También cuenta con sistemas de prevención de incendios, puntos de emergencia dotados de teléfonos, sistemas contra incendios y dispositivos de bombeo para evitar inundaciones, así como sensores de presión y para controles de nivel de CO2.

Todo ello es supervisado desde la sala de control, ubicada en el aeropuerto, por el equipo de la empresa JT Security, bajo la dirección de Zammitt. Siempre hay dos operadores fijos, que trabajan en turnos para que haya una cobertura de 24/365. Los operadores fueron formados en Gibraltar por un equipo especializado, siguiendo los estándares formativos de Reino Unido.

“La sala de control es el cerebro del túnel”, apunta Zammitt. Comenta que hay otra sala de reserva con idénticas prestaciones y equipamiento, aunque más pequeña, para situaciones de emergencia. Las pantallas ubicadas en la sala muestran la señal de las cámaras CCTV. Además, hay un sistema de detección de incidentes para que los operadores puedan tomar las medidas adecuadas en caso de accidente, así como un generador que permite que el túnel pueda seguir funcionando hasta tres días si se corta el suministro eléctrico.

El mantenimiento está a cargo de Calpe Electrical, con siete trabajadores que operan en los horarios habituales de oficina, pero con disponibilidad las 24 horas. El equipo completo, de mantenimiento y sala de control, puede llegar a superar la veintena de personas si la situación lo requiere.

“Cuando el sistema detecta algo mal es mejor cerrar el túnel que correr riesgos”, aclara Zammitt. Solo fue necesario un cierre de emergencia en abril de 2023. “Fue lo más complicado que hemos tenido que afrontar, justo cuando llevaba poco tiempo en funcionamiento, pero ha sido lo único importante desde entonces y lo resolvimos con prontitud.”

Cuando hay que cerrar el túnel para tareas de mantenimiento, las autoridades informan a los usuarios a través de los medios de comunicación, con indicación de los horarios y de la vía a utilizar.

Por otro lado, existe un Grupo de Planificación de Emergencias de Kingsway, que se reúne trimestralmente para revisar las actuaciones programadas, actualizar las operaciones y abordar cuestiones de mantenimiento.

Garantizar un perfecto funcionamiento es una tarea ardua, pero Zammitt asegura que el resultado compensa el esfuerzo con creces. “Habiendo vivido en Gibraltar toda mi vida, lo más satisfactorio es tener el tráfico fluyendo continuamente, sin tener que esperar a que se levante la barrera de la pista de aterrizaje del aeropuerto parados durante 25 o 30 minutos… o más”. “Con el año que llevamos abiertos la gente se ha acostumbrado y a veces se olvida de lo agobiante que era esperar, con el humo de los tubos de escape, el calor o la lluvia